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El estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “Envejecimiento y atención a la dependencia en Chile” (2020), dice que nos hemos “transformado en uno de los países más envejecidos de la región. Según la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) 2017, un 19.3% de la población tiene 60 o más años, entre la cual el 14.2% presenta algún grado de dependencia funcional”. Una de las enfermedades que entra en esa categoría es el Parkinson, que “está presente en el 11,4% de las personas de más de 60 años”, según nos explica el Dr. José Luis Gallegos, especialista del servicio de Neurología Adulto del Hospital San Juan de Dios.

El profesional sostiene que la patología deja a quienes la padecen en una “situación de vulnerabilidad cuando son afectados por avance de la edad y la enfermedad”. Por ello, la figura del “cuidador” cobra una mayor relevancia en la vida de estas personas, “ya que el Parkinson es un problema crónico –neurodegenerativo- y de forma paulatina se pierde funcionalidad física y mental”.

Agrega que la enfermedad es un desorden degenerativo que afecta a una de las partes del cerebro que controla el sistema motor y se manifiesta como “una pérdida progresiva de la capacidad para coordinar los movimientos y eso va a causar algunos problemas motores como un enlentecimiento, alteraciones posturales. Además, provoca el característico temblor en estado de reposo o caídas por la sensación de inestabilidad. También, involucra trastornos del sueño y fallas en el sistema nervioso autónomo”.

El estudio del BID precisa que “la proyección al 2050 es que por 100 personas independientes habrá 26 dependientes. Habrá un aumento de casi un 13% de los requerimientos de apoyo por parte de los adultos mayores”.

El Dr. Gallegos asegura que “asistir a una persona es bastante complejo, porque implica muchas tareas, tanto médicas como la administración de fármacos y apoyo en las actividades de la vida cotidiana, como desplazarse”.

La CASEN (2017) dice que “más de la mitad de quienes se desempeñan como cuidadores son otro integrante del hogar” y datos de “Chile Cuida” señalan que el 78% de quienes trabajan como cuidadores debieron dejar de ejercer sus actividades remuneradas para asumir el rol de “cuidador”. “Muchas veces, de forma complementaria tiene que efectuar la limpieza y orden de la casa, comprar y preparar la comida y organizar todo lo que son las consultas médicas, sus controles”, narra el neurólogo.

En este contexto, el profesional recomienda a las personas que cumplen este rol lo importante de aprender a manejar su propio estrés para el cuidado de la salud mental. “Es importante que ambos, paciente y cuidador, tengan una actividad en común”. También le aconseja a que busque un espacio para sí misma, “una actividad de su agrado”. En este contexto, “salir a caminar –en el horario permitido en cuarentena- ayuda a recrearse y a soltar un poco de tensión que genera el encierro”, manifiesta el Dr. Gallegos.

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