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Cuando las temperaturas reinantes en el país están por sobre los 30° en este período estival, muchos chilenos y chilenas han visto alterado su diario quehacer debido a que el calor, especialmente en la noche, les ha provocado trastornos en el sueño y problemas en su vida diaria, tales como falta de concentración, somnolencia e irritabilidad.

Las razones de este problema las entrega el Dr. Óscar Loureiro, jefe de Neurología de Adultos del HSJD. “Esto sucede por la fragmentación del sueño durante la noche, ya que el cuerpo no está en una temperatura ideal, que va más menos entre los 20 a 22 grados, y obviamente que ese sueño se hace más superficial, se fragmenta y genera algunas alteraciones”.

Según el especialista “en general a los niños les puede pasar mucho porque no tienen una autorregulación muy madura todavía, pero es bien transversal a todos los grupos etarios”.

Para el neurólogo, algunas formas de combatir el problema van de la mano con variar ciertos hábitos. “Cuando ya se acerca la hora de dormir ocupar pocas pantallas, ya que  generan una estimulación;  no tomar bebidas cola o algún estimulante durante la noche y  tratar de preparar el ambiente donde uno va a dormir, ventilarlo es importante. Ventiladores y aire acondicionado ocuparlos con mesura, dado que si lo dejamos prendido durante la noche, lo más probable es que baje mucho la temperatura y ahora no por calor, sino por frío, se nos fragmente el sueño y nos despertemos. También, lo que se necesita es tener un régimen y una dieta liviana durante la noche, ojalá evitar las grasas y el alcohol”.

Un mito destruido por el facultativo es la ducha fría antes de acostarse, porque “eso en verdad genera un efecto rebote, genera que la sensación térmica aumente, quedes con más calor y, en general, no se recomienda. Si hay un baño hay que hacerlo con agua tibia y eso efectivamente puede ayudar a bajar la temperatura corporal”.

Alta preocupación hay que poner cuando el problema se hace crónico y se llega al insomnio, porque este mal puede manifestarse de dos formas, destaca Óscar Loureiro, “de conciliación que es cuando el paciente le cuesta empezar a dormir, o los de despertar precoz, que son cuando durante la mitad de la noche se despiertan y no pueden volver a dormir. Y ahí en general hay que revisar todos estos antecedentes”.

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