Sabemos que la lactancia materna entrega las defensas al bebé ante infecciones y otras enfermedades, fomenta el apego y vínculo emocional entre madre e hijo(a), a través de su composición única. Todas las madres pueden amamantar (exceptuando madres que presenten problemas de salud tales como cáncer, VIH o consuman ciertos fármacos), Amamantar parece fácil pero necesita mucha dedicación, paciencia y práctica.
Todos los compuestos de la leche materna son específicos para el ser humano, tanto los hidratos de carbono, ácidos grasos, vitaminas o proteínas como la alfa lactoalbúmina, la cual aparte de nutrir posee una función analgésica y dependencia
¿Es la leche materna siempre la misma?
La leche no siempre es igual. Durante los tres primeros días tras el nacimiento del bebé, la mujer produce calostro, leche rica en proteínas y zinc, y pobre en grasas. Después de estos días y hasta las tres semanas, la mujer secreta la denominada leche de transición, la cual contiene mayor nivel de grasa, para luego pasar a la leche definitiva que pretende alimentar al bebé en el tiempo que queda.
La leche cambia de sabor según los alimentos que consume la mujer, permitiendo así acostumbrar al bebé a diferentes sabores.
