Las bajas temperaturas son un motivo ideal para dejar al adulto mayor acostado o sentado sin hacer ninguna actividad; sin embargo, desde la mirada de los especialistas del San Juan, no es recomendable, porque el reposo prolongado causa alteraciones a los sistemas cardiovascular, respiratorio, músculo esquelético, digestivo, endocrino, genitourinario, la piel, el sueño y el ánimo, explicaron Alejandro Gutiérrez y Cristina Riederer, kinesiólogo y Terapeuta Ocupacional, respectivamente.
La inactividad puede llegar a un 52 % en esta población etaria, donde el movimiento es fundamental para activar funciones esenciales para el funcionamiento del cuerpo y quienes se encuentren con gripe pueden agravar su condición de salud. “Estar inmóvil disminuye el funcionamiento pulmonar y la dinámica respiratoria comienza a cambiar. El paciente no expande bien sus pulmones y aumenta la cantidad de secreciones, las cuales se infectan y terminan en neumonías. El movimiento ayuda a que circulen las secreciones respiratorias”, afirmó Gutiérrez.
Según la terapeuta ocupacional es importante mantener al adulto mayor activo, en un ambiente de equilibrio biopsicosocial, es decir, una persona integrada a la familia y comunidad. “Así se puede prevenir enfermedades y contribuir a mantener la independencia y autonomía mejorando la calidad de vida”.
Una recomendación para las personas senior en el hogar sería mantener una rutina diaria “lo más normal posible” e integrada a la comunidad (centros de adultos mayores, culturales, actividades deportivas y juntas de vecinos). Además, pueden cooperar en labores pequeñas en la casa, tales como salir a comprar. Lo anterior es esencial para prevenir el deterioro funcional y reducir el grado de dependencia, comentó la Terapeuta.
Se puede considerar como actividad física, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), acciones cotidianas o domésticas como subir y bajar escaleras, salir a pasear, jardinear, bailar, entre otros.